Hasta
hace muy pocos días la Presidente gozaba políticamente del crecimiento abrupto
de su imagen positiva por su viudez. La realidad es implacable y le recordó que
no debía abusar.
por JORGE
HÉCTOR SANTOS 15/12/2010
Twitter: @santosjorgeh
Youtube: youtube.com/user/jorgehectorsantos
Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Mientras la toma de tierras públicas y privadas comienza a frenarse, la imagen pública de Cristina Fernández sufre el impacto de una situación que el Ejecutivo Nacional promovió de manera evidente para muchos ciudadanos.
La imagen
de Cristina luce el impacto de
>
enfrentamientos físicos en algunos de los precios ocupados en forma ilegal,
> los
desatinos verbales de las autoridades nacionales,
> la
Policía Federal maniatada por orden del Ejecutivo Nacional,
> la
Presidente encerrada mirando videos para encontrar algún responsable a quien
culpar por la conspiración,
> la
cobertura a una especulación inmoral con la pobreza...
Cristina
luce el resultado de haberse zambullido en un lodo profundo producido desde el
propio kirchnerismo.
Muchos
ciudadanos creen -y los 'punteros K' lo confirman con su presencia- que el
kirchnerismo intentó degradar a Mauricio Macri, en el inicio del período
electoral porteño.
Esa
hipótesis la acaba de señalar el propio Eduardo Duhalde al no descartar que el
Gobierno "quiera hacerle una zancadilla" al jefe de Gobierno de la
Ciudad y que "el tiro le salga por la culata".
Justamente,
Duhalde, antes de que Cristina Kirchner lo responsabilizara -sin nombrarlo-,
por la toma de espacios públicos en la capital y el conurbano, advirtió que el
país está viviendo "en un clima preanárquico".
Encuestas
de opinión pública muestran a la clase media muy preocupada y exigiendo que el
gobierno nacional restablezca el orden público haciendo desocupar los lugares
tomados ilegalmente.
Para tan
solo proteger a los ocupantes y separarlos de los vecinos que exigen la
desocupación del parque Indoamericano el gobierno utilizó la élite de
Gendarmería, el destacamento móvil de Campo de Mayo; también buena parte de los
Albatros, el grupo antidisturbios de la Prefectura Naval.
Pero la
multiplicación de la tomas y nuevos focos de violencia platean el dilema de con
qué más fuerzas cuenta el gobierno.
La
Gendarmería cuenta con destacamentos móviles de Rosario y Córdoba. Su
utilización en Buenos Aires podría generar una ausencia importante de fuerzas
para una supuesta repetición de hechos similares en el interior del país.
La fuerza
que el gobierno tiene atadas de pies y manos son las de la Policía Federal que,
por otro lado, sospechan que un civil con pasado montonero sea puesto al mando
de la institución, lo cual ya genera un alto malestar en sus cuadros
superiores.
Mientras
que la denostada policía bonaerense carece de capacidad operativa para
restablecer el orden público si el conflicto se extiende.
Néstor
Kirchner alimentó la formación de fuertes grupos piqueteros y movimientos
sociales precisamente esta milicia está desmadrada y se puso al frente de los
movimientos de ocupación ilegal de predios.
No es
descabellado pensar -y lo confirman fuentes dignas de crédito- que por estas
horas la Presidente se encuentre agobiada por el stress de una situación que
salió de cauce por un error de su propia Administración, que pareció
paralizado, concediéndole a todo un tono conspirativo.
Los
políticos, en general, lucieron ausentes. En medio de esa situación, pareció
que Mauricio Macri, el pretendido damnificado del Ejecutivo, por ahora, obtuvo
algún rédito, más allá de su propia impericia, solamente por la victimización,
que en la sociedad argentina parece una moneda apreciada.
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