Cómo
canalizar la indignación popular frente al indignante caso del robo de dineros
públicos en el caso de las Madres de Plaza de Mayo. Sergio Shoklender mató a
sus padres, Hebe o nadie del gobierno lo tuvo en cuenta cómo antecedente
psiquiátrico para darle la administración de US$ 350 millones sin control
alguno.
por JORGE
HÉCTOR SANTOS 10/06/2011
Twitter: @santosjorgeh
Youtube: youtube.com/user/jorgehectorsantos
Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
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CIUDAD DE
BUENOS AIRES (Urgente24). Cualquier empresa más o menos importante
para ingresar a un postulante a un cargo de responsabilidad solicita no solo
sus antecedentes sino también un examen psicológico.
Por la
Fundación de las Madres pasaron (entre fondos desembolsados y fondos
comprometidos + un reajuste pendiente por mayores costos) US$ 350 millones que
provienen del Estado Nacional que gestiona el gobierno de Cristina Kirchner.
Ni la
Presidente de la Nación ni su esposo Néstor en vida, ni Hebe de Bonafini
-titular de la Fundación-, ni ningún ministro o secretario del Ejecutivo tomó
en consideración que le daban a administrar esa voluminosa cifra a un personaje
extraño, quien
cumplió sentencia penal por parricida, como fue el caso de Sergio
Schoklender, apto para la fotografía con todos ellos... siempre que
indagaran en las características de su trastocada salud mental.
Un asesino
de sus padres, está catalogado por especialistas consultados por los medios
estos días, con estas alarmantes particularidades:
“Normalmente
asumen cargos de poder porque no tienen escrúpulos para llegar a esos lugares,
No tienen
principios morales,
Carecen de
responsabilidad social,
Tienen
desconsideración por los derechos de los demás,
Presentan
fallas para ajustarse a las normas,
No
experimentan ningún tipo de arrepentimiento,
A una
persona con este trastorno no debería adjudicársele ningún tipo de
responsabilidad social".
Cristina
Kirchner no es la reina, es la jefe del Gobierno y de ella dependen todos sus
ministros y secretarios y todos, sin excepción, tienen la responsabilidad
indelegable de administrar de manera proba y más que eficiente los recursos del
erario.
Por lo dicho, lamentablemente para ella, la presidente no se puede hacer la distraída frente a este escándalo que quiera o no la envuelve.
Por lo dicho, lamentablemente para ella, la presidente no se puede hacer la distraída frente a este escándalo que quiera o no la envuelve.
¿Cómo es
entendible entonces que nadie haya cumplido con el más mínimo deber de saber
cuáles eran las complicaciones de Sergio Schoklender, dueño de una personalidad
tan crudamente definida, quien había sido elegido extrañamente por Hebe de
Bonafini, con el consentimiento del gobierno nacional, para realizar una tarea
que no podía de ninguna forma llevar a cabo ni él ni su hermano Pablo?
¿Cómo se
puede explicar que ni la presidente, ni Néstor Kirchner en vida, ni los
servicios de inteligencia del Estado, ni los funcionarios, ni Hebe hayan
advertido que Sergio Schoklender, de íntima relación con todos ellos, se
enriquecía a diario viajando de aquí para allá en su avión privado (entre cuyos
destinos se hallan los sugestivos los 77 traslados al Chaco), conduciendo autos
importados de alta gama, navegando en yates de lujo, retirando millones de los
bancos, frecuentando el casino, armando empresas que ponía a su nombre,
poseyendo multiplicidad de viviendas de alto valor, no tributando impuestos,
armando un grupo paramilitar de al menos 12 integrantes para proteger sus
actividades; mientras gestionaba US$ 350 millones?
Cristina
Kirchner, en medio de semejante corrupción que embadurna su cargo, erróneamente
no solo no dijo una palabra del tema sino que para colmo señaló: "En
nuestra gestión hicimos 800 mil viviendas, el Estado recuperó ese rol
indelegable". El rol indelegable del gobierno que dirige al Estado es
controlar al máximo los dineros públicos entre los que se cuentan los que
pasaron por las manos de sus ministros, de Schoklender y de Bonafini.
Quién puede
poner en duda que desde Cristina pasando por todos sus funcionarios hasta Hebe
han demostrado, por lo menos, una cuota importante de incapacidad para cumplir
la función de administrar el Estado y la 2da. constructora de viviendas del
país, frente a tamaña incompetencia.
Por todo lo
expuesto es apropiado recurrir a la pregunta hecha por el periodista Jesús Ruiz
Mantilla al inspirador de los ‘indignados’ españoles, Stéphane Hessel de
93 años, autor de ‘¡Indígnense!’ el libro que vendió 400 mil ejemplares
en España y 2 millones en Francia y leer con detenimiento la respuesta de este:
> “Contra
gobernantes ignorantes, ¿qué se puede hacer?”
>
“¡Indignarse! Necesitamos otros gobernantes y, también, compromiso de la
sociedad para respaldar a los más decentes. No podemos caer en esa desazón de
la juventud, ni en pensar que todos los políticos son iguales, porque no es
cierto. La rabia y la indiferencia no nos llevan a ninguna parte”.
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