Ninguno de
los dos funcionarios, ni el vicepresidente Amado Boudou ni el vicegobernador,
Gabriel Mariotto, tienen capacidad de vuelo propio para unirse en la guerra
contra Clarín y La Nación, sin la anuencia de la Presidente.
por JORGE
HÉCTOR SANTOS 15/01/2012
Youtube: youtube.com/user/jorgehectorsantos
Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
CIUDAD DE
BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Decía Beatriz Sarlo, el sábado
14/01, en el diario La Nación que el gobierno de Cristina Fernández viuda de
Kirchner “no teme al ridículo”.
Para avalar
lo dicho Sarlo señalaba:
> “La
Presidente habla con diminutivos, invoca a los espíritus, intercala parrafadas
sobre sus sacrificios y su entereza, se hace poner la banda por su hija, se
emociona a lo grande, festeja sus propias ocurrencias y se da todos los
gustos”.
> “Los
gobernantes democráticos se caracterizan precisamente por lo contrario: se la
pasan dando explicaciones, pedidas generalmente por la maldita prensa”.
En otra
parte de su artículo periodístico de opinión, Beatriz Sarlo considera:
> “La
Presidente es el centro de un cosmos cuyo orden depende de que todos los signos
le estén subordinados. Por eso, nadie puede hablar sino ella”.
> “Ella
unifica el mensaje y supervisa todos los detalles; ella convierte a cualquier
hecho en acontecimiento o pasa por alto lo que se le antoja”.
Dos de los
tantos personajes que rodean a la presidente cual monaguillos al sacerdote sin
duda son, uno, el vicepresidente Amado Boudou que aceptó complacido el triste
papel de estar a cargo del Ejecutivo, durante la licencia por la intervención
quirúrgica de Cristina, arrinconado en un despacho menor del Banco de La Nación
Argentina y con un agenda protocolar para sacarse alguna foto, autorizada desde
la Rosada para que el pueblo se acordara que existe y que es un servil de la
convaleciente reconocida como “ella”.
El otro
personaje, es el aplaudidor en 1era. fila de las palabras repletas de
terminología tosca de Hebe de Bonafini, Gabriel Mariotto; el abanderado del
odio y rencor contra todos los medios independientes que cumpliendo su cometido
critiquen al gobierno.
Mariotto de
interventor del desaparecido Comfer (Comité Federal de Radiodifusión) y merced
a su búsqueda incesante por sacar una nueva ley de medios que tuviera como fin
destruir el Grupo Clarín, so pretexto de democratizar la comunicación; llegó a
ser titular de la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación
Audiovisual).
De allí
Mariotto saltó, por tantos méritos acumulados cumpliendo al pie de la letra los
deseos de Cristina –como alumno destacado- a ser vice gobernador de Daniel Scioli,
con el único propósito (según indicaciones de Cristina, quien se lo endosó a
Scioli) de desgastar y trabarle la gestión al gobernador de la provincia de
Buenos Aires.
Nadie del
gobierno y del arco político cercano a la paciente reina durante el lapso de
reclusión de “ella” en Olivos, luego de su paso por el Hospital Austral,
ha levantado el copete y ha mantenido un bajísimo perfil.
Dos que se
han destacado por no hacer ola alguna han sido precisamente los nombrados,
Amado Boudou y Gabriel Mariotto, más allá de la foto entre ellos armada como
respuesta al partido de futsal disputado entre Daniel Scioli y Mauricio Macri.
Es por lo
dicho, que las decisiones tomadas por ambos, en ambas Cámaras de Senadores, la
nacional y la provincial, de cortar la compra de los diarios La Nación y
Clarín, no puede escapar a la lógica de pensar que tales decisiones cuentan con
la aprobación desde Olivos.
Boudou y
Mariotto en forma despótica también decidieron cancelar el servicio como
proveedor de cable e internet ofrecido por Cablevisión y Fibertel (Grupo
Clarín) y reemplazarlo por el que brinda Telecentro (de Alberto Pierri, ex
presidente de la Cámara de diputados en tiempos de Carlos Menem).
Mariotto
-cualquier dictador- a cargo del Senado de la Provincia de Buenos Aires,
decidió que todos los televisores existentes en ese ámbito estén sintonizados
en Canal 7.
Tampoco las
reseñas informativas que reciben los senadores contendrán las informaciones de los
diarios La Nación y Clarín, justamente los de mayor circulación a nivel
nacional.
Para no
variar el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, se señaló no formulará "comentarios"
acerca de la decisión de su vice, Gabriel Mariotto.
"Al
gobernador (Scioli) no
le consta (lo dispuesto por Mariotto)", afirmó el secretario de
Comunicación Pública bonaerense, Juan Courel.
La sociedad
argentina, dividida y enfrentada desde el propio gobierno central, no toma
conciencia del daño que todo este disparate, inserto en un ataque constante
contra el periodismo crítico, le provocará de seguir así a la libertad de
información y de opinión.
Por ahora
muchos argentinos se han beneficiado con el viento de cola que ya no sopla más
y con las apetencias de poder de los Kirchner que han dilapidado cifras
escandalosas de dineros públicos para conseguir el favor popular y ganar
elecciones.
Otros
argentinos, los menos, han multiplicado como pocas veces antes sus ganancias y
fortunas.
Una gran
mayoría se beneficia con subsidios que alimentan la vagancia. Otros, no pocos,
viven en la indigencia y pasan hambre.
Pronto, se
correrá el telón de un ajuste al bolsillo por la falta de recursos públicos
para seguir la fiesta.
Probablemente,
cuando llegue la catarata de aumentos masivos y el bolsillo comience a doler y
este llore recordando tiempos mejores, el argentino despierte y comience a ver
más allá de sus ojos.
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