Los
argentinos nunca se destacaron por sentirse muy amantes de sus raíces, salvo
cuando consiguen triunfos deportivos. El individualismo prevalece sobre el
conjunto. Si algo le faltaba a este comportamiento para potenciarlo aún más fue
la llegada de los Kirchner al poder. La pareja amante del poder y el dinero
desmembró la sociedad, enfrentó a sus miembros, irritó la mesura, bastardeó las
instituciones esenciales, violentó la realidad, alimentó el resentimiento,
estimuló el rencor, fortaleció la mentira, vigorizó la corrupción, destruyó los
valores y códigos fundamentales de la convivencia, ennegreció el futuro; en
síntesis Néstor y Cristina le declararon la guerra a la nación.
JORGE HÉCTOR SANTOS | 22/05/2010
Twitter: @santosjorgeh
Youtube: youtube.com/user/jorgehectorsantos
Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24).
La Argentina K funciona sobre la perversidad de confundir la realidad con la
mentira.
“La
sociedad está crispada” es la frase que trasunta la realidad con la que se
llega al bicentenario, la cual se enfrenta con la mentira que acuñó el gobierno
nacional “Juntos por el Bicentenario”.
No
obstante, hasta en la expresión publicitaria “Juntos por el Bicentenario” queda
plasmada la realidad que la mentira oficial quiere ocultar. “Juntémonos para
celebrar bicentenario, luego sigan desunidos” debería leerse.
¿Los
argentinos se muestran unidos como otros países, incluso vecinos? No. Sin
embargo, si algún acontecimiento inesperado e ingrato le debía acontecer a una
sociedad golpeada fue la llegada de los Kirchner al poder.
Nunca
nadie trabajó tanto como los habitantes de la Rosada y Olivos en contra del
mismo pueblo para desunirlo, irritarlo, intranquilizarlo, enfrentarlo,
enemistarlo, agraviarlo, llenarlo de odio, de resentimiento, de miedo en estos
años de democracia.
Los
Kirchner han destrozado los valores y códigos de convivencia social. Han
manoseado como nunca antes desde el gobierno de Raúl Alfonsín las instituciones
republicanas. Han llevado al extremo el matrimonio de la corrupción con la
impunidad. Han saboteado la justicia. Han destruido las normas elementales del
derecho y de las obligaciones del funcionamiento organizado en comunidad.
Néstor y
Cristina se han ensañado con la salud psíquica de los argentinos. Le han
quitado el poder de discriminación de lo que está bien y de lo que está mal. De
lo que está permitido y de lo que no se debe
tolerar.
La
extraña pareja K le ha declarado la guerra al pueblo argentino y la están
ganando. La sociedad como tal está aniquilada. Se necesitarán enorme cantidad
de generaciones y mucho dolor para reconstruir este cataclismo salvaje, que
lleva 7 años y pretende ir por más.
No
importa el estado de la economía o las cajas vacías que alimentan bolsillos y
compran voluntades; esta guerra a la que se alude no tiene relación con una
espiral inflacionaria de destino peligroso e incierto. Esta guerra es la más
perversa de todas por su poder de destrucción.
Reparar
el tejido social es una tarea de muy difícil logro.
La
argentina se ha convertido en un gran manicomio donde cualquier comportamiento
inadecuado y hasta violento se llegar a considerar normal.
En la
vereda de lo opuesto a los Kirchner, el presidente uruguayo, José Mujica, el
21.5 citó a Mario Benedetti para pintar a los funcionarios
estatales y los reconoció como “hijos de un proceso” y de “décadas
de clientelismo para asegurar el compromiso partidario”. Y, agregaba:
“Cómo
poder medir que los expedientes se amontonan, que juntan firmas, y firmas y van
y vienen como para construir la sensación inmensa de controles que en el fondo
no son reales, sino que la mayoría de las veces tratan de encubrir que nadie es
responsable. Cambiar esto es difícil, enormemente difícil”.
Cambiar
esto, la herencia lacerante de la guerra de los Kirchner contra el pueblo
argentino, también “es difícil, enormemente difícil”.
Siéntase
dichoso si aún Ud. y su grupo familiar son capaces de sobrevivir a semejante
fuerza desequilibrante.
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