lunes, 24 de septiembre de 2012

Cristina tras los pasos de Chávez


Cristina cuenta con el pasado de haber convertido junto a su extinto esposo a Santa Cruz en una pequeña Venezuela, sino que ahora, profundizando el “Vamos por todo”, sigue abiertamente los pasos del dictador venezolano queriendo exterminar la clase media. El futuro argentino amenazado por días muy preocupantes.



 
por JORGE HÉCTOR SANTOS 17/09/2012


Twitter: @santosjorgeh
Youtube: youtube.com/user/jorgehectorsantos

Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). El lunes 13/08, en un video subido a Youtube con el título “Nuestra libertad en juego”, quien escribe hacía referencia a lo que más de un mes después afirma Elisa Carrió, el gobierno nacional “quiere destruir la clase media”.

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http://www.youtube.com/watch?v=xyxjIsrXcPo&feature=plcp
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La clase media argentina representa el 50% de la población del país, y de ella uno de cada tres de sus integrantes votó a la presidente de la Nación.

Es por ello que la más importante franja social haya salido el pasado 13 de setiembre a las calles y plazas de todo el país a manifestarse en contra de un gobierno que se aleja cada día más de las prácticas democráticas, no es para despreciar ni para no tenerla en cuenta.

La reivindicación de valores éticos, morales; el freno a la corrupción, a la impunidad; el atropello a los restantes poderes del Estado; la mentira, el relato, en reemplazo de la verdad; la inseguridad tan creciente como la inflación; la soberbia, la falta de diálogo; el no a reforma de la Constitución para una Cristina eterna; la conculcación de libertades fueron motivos más que suficientes para que cifras impensadas de ciudadanos de todas las edades salieran a manifestarse en forma pacífica.
No asombra ni el silencio de Cristina Fernández viuda de Kirchner después de cuatro días ni tampoco los disparates que ella ordenó digan sus portavoces “Chirolitas”.
Todo lo que se dijo desde el oficialismo hasta aquí se encuadra en el “¡Vayamos por más!, ¡Nunca menos!”.
Esa parte del país que aún no está sojuzgada, según la visión cristinista, está compuesto por la clase que se auto convocó a través de las redes sociales; y los medios de comunicación críticos; los más requeridos por todos, obviamente encabezados por los pertenecientes al Grupo Clarín.
Ninguna de todas estas voces tiene que seguir escuchándose en la Argentina K.
Solo dos clases sociales deben quedar en pie en el “modelo” cristinista.
La baja o clientelista que por un choripán o un plan social votará irremediablemente al gobierno bajo el temor a perder aún eso; y la clase alta donde se ubican entre otros Cristina Fernández y sus más cercanos obsecuentes todos enriquecidos.
Así funcionó el “modelo K” en la Santa Cruz feudal; así funciona el modelo chavista.
Así está previsto opere el “Vamos por todo”.
La clase media molesta.
Piensa, discrima; quiere una República y una democracia que Cristina no tiene en mente.
Ella va por un totalitarismo a ultranza.
Cristina no ignora ninguna de las grandes preocupaciones que tiene la gente común, desde la inseguridad hasta la inflación; pero ella ni siquiera las nombra porque su objetivo no está aún cumplido, no consiguió “todo”.
Nadie que no sea una fundamentalista como Cristina Fernández o Hugo Chávez, calentaría aún más el mal humor social de quienes reclamaron con declaraciones como las de que vertieron:
Hebe de Bonafini:
> “Nos dan asco los que marcharon, los que diciéndole de todo a nuestra presidenta pedían libertad, los que estaban felices cuando entraron a nuestras casas para secuestrar y torturar hasta la muerte a nuestros queridos hijos, dicen ahora que tienen miedo de que los secuestren".
> "El pueblo es otra cosa; las cacerolas que golpeaban no eran las que tenemos nosotros en las casas, de aluminio, abolladas, negritas".

Abal Medina:

> "El tema no preocupa al gobierno. Preocupa ver ese nivel de odio, de agresividad. Es lo único que se ve".
> "Son sectores que no toleran una política igualitaria. En la Argentina a muchos no les gusta sentir que valen lo mismo".
> "Una cosa preparada antes no es algo espontáneo. Acá no veo un qué quiero".

De Vido:

> "Sólo reflejan el odio, la descalificación y la impotencia de un sector con reclamos y reivindicaciones tan inconfesables que no encuentran quién los represente".
> "Les resultaría difícil explicar a los dirigentes opositores por qué acompañan una protesta en la que se oyen voces pidiendo el fin de un gobierno democráticamente elegido, se cuestionan las conquistas sociales de los últimos años o incluso se desea la muerte de quienes las llevaron adelante".
> "Esos mismos dirigentes lo comparten pero con total hipocresía rehúyen de hacerse cargo porque en la Argentina de hoy no hay malla de contención política para desandar este rumbo de inclusión social".

Lo más peligroso de este planteo de los voceros de Cristina es que llevan a un enfrentamiento de peligrosísimas consecuencias al establecer que para el gobierno “pueblo es igual a pobres”.
La clase media, siendo en número la más importante, no entra en la categoría de pueblo, para esta pandilla que viene secuestrando todos los restantes poderes del Estado.

La polarización genera un conflicto de clases que forma parte de la concepción chavista y que la presidente enarbola.

En 2008, Hugo Chávez, en uno de sus tantos discursos expresaba con total claridad que buscaba la lucha de clases. “Los ricos contra los pobres y los pobres contra los ricos”.

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http://www.youtube.com/watch?v=cvZoOzf8kRA
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Que Hugo Chávez es un dictador fundamentalista no caben dudas. En su fanatismo expulsó de Venezuela a la clase media que se pudo ir y quedaron en ella quienes pasando muchas restricciones de todo tipo tratan de sobrevivir como “enemigo” escondido por no avenirse al pensamiento único.

Si Cristina aspira a lo mismo que Chávez con su hostilidad y odio entre personas de diferentes capas sociales horas negras le esperan a la Argentina; por el contrario, si la primera mandataria pudiera recapacitar y dejar de transitar ese espinoso camino no vería ante sus ojos nuevas marchas como la del 13-S.

Estas convocatorias espontáneas, que tal vez, puedan sumar aún más gente descontenta; y porque no también personas de otra condición menos propensa a enfrentarse entre hermanos.

En cambio, si el cristinismo y su jefa insisten en demostrar que son propietarios de las calles, las sombras que se ciernen sobre el futuro cercano pueden convertirse en traumáticas.

 

 

 

 

 

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