por JORGE HÉCTOR SANTOS 01/06/2012
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Youtube: JorgeHectorSantos
CIUDAD DE
BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). El Ejecutivo Nacional llegó
obtener una apreciable masa de votos en el mes de octubrede 2011,
ocultando/maquillando a la inmensa mayoría de sus electores, realidades
económicas que, si bien existían, su abordaje/arribo fue postergado porque el
Frente para la Victoria privilegió el mantenerse en el poder sin reparar en
costo algunos.
La imagen
congelada de aquel momento, tal como si fuese una fotografía, registra un
54,11% de adhesión electoral, que muy probablemente resulte bastante menor a
tan solo transcurridos 6 meses de comenzar el 2do. mandato presidencial
consecutivo de Cristina Fernández de Kirchner, 3er. mandato consecutivo del
Frente para la Victoria.
Muchas son
las situaciones que cambiaron en ese período, y algunas han disgustado
sobremanera a buena parte de quienes no votaron por Cristina, también a muchos
de quienes le dieron su sufragio.
Un eje del
nuevo mandato de la Presidente consiste en que ella aumentó la concentración
de poder exclusivo en su propia persona. Por Cristina deben pasar todas las
decisiones, aún las más triviales. Las otras instituciones del Estado
republicano, tanto el Judicial como el Legislativo, corren la amenaza de
devenir en figuras decorativas de una democracia representativa desvirtuada,
víctima de un autoritarismo altamente destructivo y peligroso.
En ese
contexto, los reclamos cotidianos de la gente de la calle no encuentran
reconocimiento (el caso más notable es el crónico menosprecio de la
Presidente por la tasa de inflación tan visible desde que ella se encuentra
al frente del Ejecutivo), y, entonces, no obtienen alguna atención.
Otro ejemplo
es el de la tolerancia gubernamental hacia la inseguridad, que cobra
vidas, y que tiene su núcleo en la actitud laxa, que es parte de la
cultura kirchnerista, que cuestiona los límites ciudadanos, vulnera el
respeto por los derechos del otro, y cuestiona en forma permanente cualquier
autoridad que no sea la de la propia Presidente.
También
puede mencionarse el frívolo abordaje de la corrupción, que no solo
hiere y/o mata sino que goza de impunidad.
Y la despenalización
de cualquier restricción, comenzando por la del consumo de narcóticos, cuya
distribución y comercialización pareciera obtener diversas formas de
protagonismo político.
Cristina
ejecuta una curiosa forma de gestión discrecional en la que está
prohibido decirle No a la Presidente, y eso va para magistrados,
legisladores, gobernadores, intendentes municipales, ministros, dirigentes
sindicales y empresariales, periodistas y empresarios de medios de comunicación.
Si bien ella
afirma que no pretende quedarse para siempre en el poder, aquellos que se
atreven a ambicionar acceder alguna vez al llamado 'sillón de Rivadavia',
sufren todo tipo de descalificaciones y atropellos al mejor estilo de aquel
Juan Perón, que en 1952 amenazó "Al enemigo, ni justicia".
Muchos encuentran una peligrosa contradicción entre cierto discurso de ceder
la posta y el sospechoso capricho de permanecer.
Cristina
cree que, con su discurso, ella puede modificar la opinión de todos. Por eso
abusa de la cadena nacional, sin reparar en el riesgo institucional que
provocaría generar cierto hartazgo. Sin embargo, el ejemplo permite explicar el
estilo de la Administración.
El
vocabulario presidencial ("Ahora sí vamos por todo"), fanatiza
a los aplaudidores de Cristina, aunque espantan a una buena parte de la
audiencia de la TV, y generan comentarios muy adversos en las redes sociales.
A la
Presidente no le interesa esa reacción, y por eso insiste con su conducta. De lo contrario,
una alternativa es la compra de voluntades, acción tan presente en
medios de comunicación y periodistas, permitiéndole a la Presidente desarrollar
el multimedios ('ad-hoc') más grande del país.
En muchos,
Cristina provoca temor y en otros enojo: ambos sentimientos convergen en
ciertas ocasiones y producen, por ejemplo, un cacerolazo.
Malhumor
económico
Néstor y
Cristina Kirchner han contado con 3 elementos fundamentales para llegar donde
se propusieron:
> Una
crisis, la de 2002, que permitió, por su envergadura, que cualquier comparación
que se haga entre el presente y el pasado resulte favorable al presente.
> Un 'viento
de cola', en cuanto al precio internacional y el volumen de demanda de la
soja, tal como nunca antes favoreció a la Argentina.
> Un gran
desconocimiento sobre cómo ellos habían sometido a la lejana Santa Cruz,
apelando a reglas de juego reñidas con la ética y las prácticas democráticas.
El
matrimonio consiguió un aliado ocasional pero muy importante: la incapacidad
de la sociedad argentina para generar liderazgos alternativos.
A todo este
contexto enunciativo pero no taxativo, la oposición ha ayudado con su
mezquindad y atomización, facilitándole a los Kirchner hacer y deshacer a
destajo.
En verdad, el
único obstáculo real que enfrentan los Kirchner es el ciclo económico, que
condiciona el humor de la sociedad y su nivel de tolerancia.
En 2012, la
economía comenzó a desacelerarse, e inclusive hay actividades que ingresan a un
estancamiento, vaticiándose una próxima recesión generalizada que nada tiene
que ver con los problemas de la Eurozona o de USA. Es una situación compleja,
provocada por dificultades del cabotaje, en especial la mala praxis de
los funcionarios de Cristina.
Hay una suma
de ignorancia y resistencia al conocimiento, impericia en la que destaca Guillermo
Moreno como ícono de la Administración. Pero que cuenta con delfines como
Axel Kicillof.
El Estado de
Cristina es tan gigante como ineficiente, y tan voraz como oneroso. Hoy día las reservas
internacionales del Banco Central resultan que son más papeles que dólares. Y
los recursos del ANSeS lucen diezmados por aplicaciones a fines muy alejados
del sustento de los jubilados y pensionados.
Que el
Ejecutivo Nacional haya modificado la Carta Orgánica del Banco Central para así
emitir moneda sin respaldo, le quita el sueño a cualquiera que comprenda de qué
se trata. Y que el papel moneda de mayor valor sea impreso en una empresa que
pareciera de la intimidad del Vicepresidente, y accionistas desconocidos, es
todo un mensaje sobre los tiempos que se viven, cuyo denominador común es
una cierta incertidumbre que se ha instalado en la sociedad argentina, que
previamente fugó US$ 70.000 millones sin que los Kirchner pudieran/quisieran
impedirlo.
No hay
mercado de capitales. Faltan las inversiones necesarias. Merma el consumo. Con
menos dinero en el bolsillo, la protesta es una reacción previsible. Solamente
falta el chispazo.
La
convocatoria
Corriendo el
riesgo de resultar redudante: para financiar el abultadísimo gasto público que
le permitió gobernar hasta ahora, el Frente para la Victoria echó mano y
dilapidó cuanta caja encontró por delante: AFJP, Pami, ANSeS... También se
apropió de dinero de las provincias y de los municipios.
A su vez,
alentó una inflación que se devora el valor del dinero argentino y provoca el
interés en el dólar estadounidense, que el Estado hoy tiene en cuentagotas.
El Ejecutivo
se desespera y acomete con decisiones caprichosas y que provocan más nerviosismo.
Las corridas
bancarias/cambiarias siempre son el resultado de desconfianza. La mentira (por
ejemplo, la del INdEC) incentiva la incredulidad.
En ese
contexto, no puede sorprender que entre usuarios de redes sociales y de
telefonía celular (mensajes de texto) hayan logrado concretar una protesta
importante acerca de cuyo valor cuantitativo se puede discutir muchísimo pero
que tiene un valor cualitativo impactante, en especial para quienes todavía
presumen del 54,11%.
La
convocatoria original llegó precedida de una consigna muy amplia:
“Por una
Argentina como la que todos queremos, digamos BASTA”.
La lista,
sobre todo para aquellos que piensan que solo consideraba la limitación a la
compra de dólares, era muy importante:
Basta de
falta de medicamentos.
Basta de
trabas a las importaciones y exportaciones.
Basta de
cepo al dólar.
Basta de
Ciccones.
Basta de
violencia verbal.
Basta de
expropiaciones.
Basta de
patoterismos.
Basta de
impunidad.
Basta de
autoritarismo.
Basta de no
diálogo.
Basta de
inseguridad.
Basta de
corrupción.
Y proponía:
Un
cacerolazo y/o bocinazo para jueves 31 de mayo 20.30 horas."
Ese texto
echó a rodar y ya no paró.
Mucha más
gente de la que esperaban los propios convocantes, a causa de lo limitado de su
alcance, adhirió a la propuesta, inclusive en algunas plazas del interior del
país.
Cristina
Fernández no debería enojarse. Es más: ella debería agradecer que esto ocurra
en 2012 en vez de 2013. Todavía se encuentra a tiempo de enmendar, solamente le
falta decisión política para hacerlo.
Ella debería
tomar nota de la tendencia declinante de su propia imagen pública, y el
incremento de las formas de protesta. Ninguno de los 'caceroleros' desea el
fracaso de la Presidente porque todos viven aquí y si le va mal a la Argentina,
lo padecerán también. Pero no pueden evitar advertirle que ella ha elegido un
rumbo equivocado.
El problema
de la Presidenta es el menosprecio y la subestimación por la autocrítica. Así
como en los días del Proceso de Reorganización Nacional personajes como José
Alfredo Martínez de Hoz consideraban a la autocrítica una cuestión
exclusiva del marxismo, en el siglo 21 Cristina se la atribuye a la
debilidad o al derrotismo.
Sería bueno
que ella entendiera y cambiara, para corregir equívocos de forma y de fondo. Y
para bajar el enfrentamiento entre argentinos. Para intentar que lo comprenda
es que se 'cacerolea'.
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