JORGE
HÉCTOR SANTOS | 31/10/2010 |
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CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Joaquín
Morales Solá, relató en su nota de opinión en La Nación, el 28/10, con el
título “Jamás dejó el poder” (obviamente refiriéndose a Néstor Kirchner)
lo siguiente que incluye una anécdota que el periodista vivió frente al extinto
ex Presidente, diciendo:
“(…) Todo
giraba en torno de él, bajo su presidencia o cuando la jefatura del Estado la
ejercía su esposa. Su estilo de gobierno convertía a los ministros en meros
conserjes sin decisión propia. Desde que se aferró al poder, fue, al mismo
tiempo, gobernador de cualquier provincia, intendente de cualquier municipio
del conurbano, ministro de Economía, jefe de los servicios de inteligencia,
ministro de Obras y de Defensa, canciller y productor de los programas
televisivos que lo adulaban (…)
Fue, también, más que eso. Hasta marzo de este año, cuando cambió la
relación de fuerzas parlamentaria, ejerció de hecho la titularidad del Poder
Ejecutivo y del Legislativo, fue el jefe fáctico de los bloques oficialistas y
titular de las 2 cámaras del Congreso. De alguna manera, se hizo al mismo
tiempo de la dirección de una porción no menor del Poder Judicial, con la
excepción de la Corte Suprema. Siempre cargaba bajo el brazo una carpeta con la
información última sobre la marcha del Estado; esos datos no eran a veces
certeros y, muchas veces, sobresalían más por el error que por el acierto. Su
objetivo no era la verdad, sino colocarla a ésta en la dirección en que estaba
su sillón.
Hace algunos años, cuando él era presidente, luego de una de las
muchísimas veces que vapuleó a este periodista en la fogata de sus atriles, nos
reunimos para tomar un café en la Casa de Gobierno. Se produjo este diálogo que
lo pinta de cuerpo entero.
-Usted sabe que lo que me imputó es absolutamente falso, le
dije.
-Sí. Pero usted quiere que otro Presidente ocupe este despacho,
me respondió.
-¿No cree que estamos hablando de dos cosas distintas?, le
pregunté.
-No, me contestó, y pasó de inmediato a hablar de otro tema”.
En
resumen más allá del suceso relatado por Morales Solá, se desprende una clara
forma de concebir la política de Néstor Kirchner:
La
mentira, si le era propicia a sus intereses, era utilizada contra cualquier
enemigo y por qué no contra aquellos a quienes, en alguna
proporción, representaba o, mejor dicho, acaudillaba como
consecuencia de la fragilidad educacional y de bolsillo de esa
gente, para lograr su develo más añorado: seguir en el ejercicio del poder
(una ilusión perenne, en verdad).
Asimismo,
la concentración de todo o casi todo el poder estaba o pasaba por él. No
es extraño, entonces, que su viuda asuma el poder recién pasados 3 años de su
mandato. Ella ejercía la Presidencia formal. Néstor manejaba todo, rodeado de
genuflexos colaboradores que debían someterse sin chistar a sus
instrucciones porque, caso contrario, pasaban a integrar el listado de
enemigos.
De esos
colaboradores está rodeada Cristina, muchos de ellos incompetentes
que ahora se quedaron sin tutor, y que se verá en qué medida la respetan a ella
-o le son útiles- para tratar de disimular la ausencia del Jefe.
Un
artículo periodístico de la prensa alemana afirmó,
cuando Cristina visitó el país germano, que los Kirchner
gestionaban como una empresa de familia a la Argentina. En una empresa de esas
características, desaparecido su fundador se produce un hueco difícil de
llenar. Muchos libros se han escrito respecto de ese tipo de organizaciones que
desaparecen, antes o después, luego del fallecimiento de quien la gestó.
Los
primeros síntomas, ocurridos mientras el féretro cerrado de Kirchner yacía en
la Casa Rosada, son sombríos pero coinciden con la posibilidad cierta que,
desaparecido el fundador, su esposa e hijos profundicen la enemistad de aquél
con los que integraban la lista de sus enemigos.
La
decisión de llevar adelante el velatorio en la Casa de
Gobierno, profundizó la animosidad que distancia al Ejecutivo con su
vicepresidente y con la oposición. Por otro lado, la exclusión de los ex
presidentes en el velatorio y la decisión de no saludar a los ministros de la
Corte Suprema son escenas que preocupan de la nueva orientación.
El
féretro de Kirchner, más allá de la lectura directa que supone su velatorio,
expone el empleo -por parte de los obsecuentes que rodean a Cristina- del
dolor que provoca la muerte (de un poderoso en los momentos iniciales de su
desaparición) para promover una mejora de la imagen gubernamental
apuntando a las elecciones presidenciales de 2011.
Los
espacios televisivos de la TV pública y de los demás canales pretendieron
mostrar -producto del tratamiento post mortem de la imagen
del diputado y cabeza de la UNASUR- a un estadista cuando es
una definición que, con todo el respeto que Kirchner se merece, le queda grande
a él (como a cualquiera que se le aplique en la generación presente de líderes
políticos domésticos).
Cristina,
con o sin su consentimiento, tiene a un canciller- con perdón de la palabra-,
Héctor Timerman, que mientras se llevaban a cabo los funerales del jefe de
Estado real, escribía en Twitter, que la reciente viuda –quien aún deberá
dar pruebas de que puede administrar el Ejecutivo Nacional- será la
candidata del kirchnerismo para las elecciones nacionales de 2011...
Los interrogantes
y las incertidumbres sobresalen y abundan por todos lados. Cristina, hasta
aquí, dio pequeñas señales de querer acentuar un perfil hacia la izquierda,
siguiendo con la costumbre de los Kirchner de confrontar con todos o casi
todos.
¿Quién
manejará en ese contexto la economía impregnada de una inflación que crece y
que si no merma el poder de Hugo Moyano puede seguir creciendo? Néstor era el
verdadero ministro de Economía (y la inflación ya se le iba de las manos...)
mientras Amado Boudou mantiene su disputa con Mercedes Marcó del Pont (la
presidente del Banco Central) y Guillermo Moreno sigue inamovible pese a que
los precios se le disparan.
El jefe
de Gabinete Aníbal Fernández, envió un mensaje contundente para
desvanecer cualquier expectativa de cambio en la gestión de Cristina:
>“La Presidenta es la mejor, por lejos, y profundizará más el
modelo”.
Aníbal F.
aplacó las ansias de un cambio anhelado por quienes, por
ejemplo, provocaron un incremento considerable en la cotización de las
acciones del Grupo Clarín, el enemigo mediático de Néstor.
Muchos
coinciden en reconocerle varios logros a Néstor Kirchner en los 7
años en que se consolidó como el pez gordo del poder nacional:
>
Fragmentar a la sociedad para alimentar su propio poder.
> Mirar
hasta el hartazgo un pasado que resta energías para imaginar un
futuro diferente.
>
Especular con el odio a quien no compartía sus formas.
Hoy día,
su esposa parece más próxima a continuar con esos logros que a dar un
giro.
El país
camina hacia un período de gran inquietud, mucho más que lo ocurrido hasta
aquí.
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