La forma
de ejercicio del poder de los Kirchner siempre estuvo y sigue impregnada un
cúmulo de formas alejadas de los cánones normales de la democracia y de una
convivencia armónica. La crispación, hasta como palabra, fue y es
recurrentemente usada en los años de sus gobiernos. El cachetazo imprudente de
Graciela Camaño es una muestra más de que la violencia no conoce de fondos ni
de modos y trae consecuencias imprevisibles.
JORGE
HECTOR SANTOS 19/11/2010
Twitter: @santosjorgeh
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Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
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CIUDAD DE
BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). El 30/6/2009 Urgente24
publicaba una nota de opinión de quien escribe que se iniciaba con una frase
del profesor de física y científico alemán, George Christoph Lichtenberg, que
dice “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden
el respeto”.
En una
parte de su desarrollo se decía:
“Cristina
y Néstor Kirchner son arrogantes, soberbios, carecen de sentido común,
desprecian al prójimo con el que no dialogan si es que no piensa como ellos o
si no son sumisos o lacayos de ambos.
La pareja
santacruceña carece de los elementos esenciales para vivir en democracia, no
son demócratas. Sus limitaciones personales se lo impiden. Cultivaron poder en
el sur del país sometiendo a sus gobernados a la condición de súbditos de una
provincia donde la mayoría de su población debe trabajar para el Estado. Ese
estado fue manejado a gusto de los Kirchner, durante años, violando todas las
normas democráticas y manejando la justicia y el parlamento según sus
caprichos.
En manos
de esta pareja -despareja en muchas cosas menos en sus ambiciones de
dinero y poder en la que reside su mejor vínculo- de golpe, por arte de las
desgracias propias, quedaron todos los argentinos.
Una
cantidad valiosa de años de prosperidad por los vientos a favor que soplan
sobre nuestros productos exportables fueron aprovechados por Néstor y Cristina
para acumular poder de la forma en que ellos saben hacerlo. La famosa Kaja, es
la misma sobre la cual forjaron sus años de “dueños” de Santa Cruz.
Cualquier
comparación de esos años de prosperidad -gracias a la bonanza mundial- con la
crisis anterior que la Argentina vivió fue un espejismo importante para que la
mayoría de los habitantes de nuestra extensa patria no reparara en la construcción
del súper poder que estaba tejiendo el dúo K, junto con la destrucción de los
otros poderes del Estado, como tampoco en los múltiples actos de corrupción que
empañan al gobierno todo”.
Un cambio
muy importante se produjo hace 22 días atrás, falleció Néstor Kirchner,
Cristina, su viuda, que se parece a quien fuera su esposo pero no es él quedó a
cargo de un gobierno impregnado del mismo proceder en el ejercicio del poder
descripto en el artículo resumido anteriormente, pero ellas quedaron en manos
de una corte de obedientes dueños de una considerable impericia colectiva.
Los
Kirchner y sus aduladores más conspicuos se han ganado una frase que define en
buena parte el imprudente cachetazo de Graciela Camaño a Carlos Kunkel y que le
pertenece al filósofo y escritor francés Jean Paul Sartre: “Desconfío de la
incomunicabilidad; es la fuente de toda violencia”.
La falta
de diálogo o los atropellos de los gobernantes, sus ministros, diputados y
senadores son y han sido un disparador de excesos de los cuales está impregnada
la sociedad, y que como siempre se extienden de arriba hacia abajo, y a la que
no es ajena la trifulca entre los 2 diputados.
Graciela
Camaño se justificó acudiendo a métodos empleados incluso en público por los
kirchneristas: “Él (Kunkel) no pide la palabra; habla por lo bajo,
insulta, se vuelve exasperante. Lo lamento, logró superarme".
El
cachetazo es un símbolo de que las provocaciones están llegando a un límite que
hasta hace poco tiempo atrás no las tenían.
Kunkel no
es un diputado más, es un representante simbólico de la izquierda oficialista
que integra el reducido entorno del poder, es un vocero calificado del Poder
Ejecutivo, vale decir de Cristina Fernández quien había instruido a la tropa de
legisladores oficialistas que se aprobara el Presupuesto Nacional de Gastos y
Recursos para 2011 “sin modificar una coma” del proyecto que elevó su
Gobierno.
Cabe
entonces preguntar ¿Cómo se puede llegar a aprobar una ley tan fundamental sin
votos y sin negociación, si no es comprando voluntades? Una pista de la vileza
salta a la vista.
Cristina
está imposibilitada de permitir que se reformule el presupuesto en el
Parlamento por las mentiras que han anidado ella y su marido ya que proyecta la
inflación falseada por el INdEC y un crecimiento mucho menor a lo que prevén
los analistas, y por esa vía subestima ingresos en unos $ 40.000 millones lo
que permite que esos fondos sean administrados con una alta discrecionalidad.
Esto le impide al gobierno aceptar la auditoría del FMI. Lo que a su vez trae
otras complicaciones como un mayor costo del financiamiento y dificultades para
negociar con el Club de París.
Un
presupuesto elaborado sobre bases ficticias no puede discutirse con la
oposición si esta es mayoría porque exigirá reformularlo y por lo dicho
eso es imposible para el gobierno, con lo cual la pretensión de este aunque la
presidente siga victimándose es gobernar sin la ley fundamental y utilizar el
cálculo de recursos y gastos aprobado en 2009. Así podrá hacer un uso discrecional
de los excedentes de recaudación.
Cristina,
no obstante, se verá obligada a emitir varios DNU. El proyecto presentado por
el gobierno permite alimentar varias enriquecidas Kajas que en un año electoral
brinda sobradas pruebas adicionales del por qué para aprobar el presupuesto, el
oficialismo ejerció tantas “presiones” sobre hasta aquí desconocidos diputados.
Una 2da. pista de la sinvergonzonería salta a la vista.
Quién
puede dejar de pensar que estos aprietes han existido y como sucede en los más
exquisitos vestuarios de jugadores de fútbol las perversidades de todos se
tapan aunque entre ellos existan grandes diferencias.
En este
medio envilecido de la política argentina este desorden institucional, los
aprietes –antes supuestos ahora transparentados-, la inflación, la inseguridad,
etc. están dando lugar a que las estadísticas indiquen que la imagen de
Cristina comienza a derrumbarse después de haber subido tras el sepelio
televisado en Casa Rosada.
Como
señaló Mahatma Gandhi -político y pensador indio- “Lo que se obtiene
con violencia, solamente se puede mantener con violencia” y en referencia
al título de esta nota todo esto no es bueno para el futuro argentino
como no lo ha sido hasta aquí.
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