viernes, 12 de octubre de 2012

Monopolio vs. "Monopolio": La falacia K


Se ciernen amenazas ciertas sobre la posibilidad que el periodismo crítico tenga espacio en el país, y no se trata solamente de Grupo Clarín porque tampoco es el monopolio de la libertad de expresión. En todo caso, un aliado, quizás coyuntural, de los medios independientes. La llamada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pretendía, desde lo formal, desarmar un supuesto monopolio pero, en verdad, intentó esconder la voluntad del Ejecutivo nacional de quedarse con el monopolio de la información: si Cristina pudiera con Clarín, ¿qué le queda al resto?, es la peligrosa filosofía del Frente para la Victoria. Las acechanzas de libertad sobrevuelan el horizonte cercano.

 
 
 
 

Cristina, en el acto armado en el Museo del Bicentenario llegó a decir que “Hay un cepo democrático” (en referencia al artículo 161, que obliga a los medios a desinvertí) y negó la existencia de un “cepo cambiario”. ¿Qué le ocurre a la Presidente?

 12/10/2012

por JORGE HÉCTOR SANTOS
 

Twitter: @santosjorgeh

Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar

Youtube: JorgeHectorSantos
 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Los Kirchner han sido expertos en crear en Santa Cruz un territorio donde imperó el relato y quedó marginada la realidad.

Rudy Ulloa Igor, el ex chófer de Néstor, fue quien puso su nombre para albergar el monopolio informativo provincial que se ocupase que la familia feudal no solo acumulara poder y riqueza personal con total impunidad mediática; sino también para que los medios de comunicación locales reflejaran solo aquello que el patrón de estancia y su señora le impusiese. 

No resulta extraño que ese ex chofer, devenido en empresario de medios, haya estrenado en agosto de este año su nueva y lujosa residencia, valuada en más de US$ 1.200.000, según estimó la agencia OPI Santa Cruz, la cual está situada a tan solo cuatro cuadras de la casa de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, en aquel sureño lugar; y que ampliando aún más sus inversiones haya inaugurado un supermercado. 

Ese mercado Súper Comunitario, ubicado en el barrio Evita de Río Gallegos, también según OPI, dispone de seis camiones para transporte de mercadería, y cuenta con una casa enfrente que fue levantada especialmente para que en ella vivan los efectivos de seguridad que custodian el comercio, quienes disponen de camionetas 4×4 para su movilidad.
 
Y sin duda son monedas de una fortuna mayor. Apenas el cambio chico. 

¿Cómo se construyó ese imperio informativo monopólico al servicio de los Kirchner que originó la fortuna de Rudy Ulloa? 

Con el dinero de Santa Cruz, vale decir con el dinero de todos sus habitantes. 

Mediante la reelección indefinida, los medios a su disposición, la justicia y el parlamento cooptados y el voto clientelista de la gran masa laboral que trabaja en la administración pública; Néstor Kirchner se convirtió en vitalicio del poder total de su feudo. 

Esa pareja santacruceña trasladada al gobierno nacional planificó milimétricamente la implementación del mismo esquema que llevó a la práctica en miniatura y muy lejos de la visión de la mayoría de los argentinos. 

Al cabo de más de nueve años de estar primero Néstor y luego dos veces Cristina en la Rosada, salta a la luz que el ¡Vamos por todo! es hacer en grande lo experimentado con éxito antes. 

La cercanía de ambos a Hugo Chávez, más allá de otros negocios que los unen, encuentra en el venezolano una enciclopedia donde pulir detalles del camino a recorrer para alcanzar la victoria del modelo. 

La operación "¡Vamos por Todo!" se realizó en dos etapas que reunieron similares características: 

> Para los Kirchner la ley y la Constitución que dicen respetar, no la cumplen cuando estas impiden llegar al objetivo perseguido. 

> La mentira es de uso normal, y es vivida y contada como si fuera la verdad. 

Esas dos etapas a las que se hace referencia si bien se fueron llevando a la práctica juntas, fueron desarrolladas de diferentes maneras.

La primera, haciendo todo lo necesario y sin decirlo; y la segunda etapa fue anunciada sin pudor por Gabriel Mariotto y por la propia Cristina Fernández. El recordado “¡Vamos por todo!”. 

Una de las partes esenciales de esta acumulación totalitaria de poder, al igual que en Santa Cruz o que Hugo Chávez en Venezuela, es que todos los medios de comunicación respondan a los designios de la Casa Rosada por más reñidos que se encuentren con el reflejo de lo que ocurre en realidad.  

Si eso mismo se pensaba lograr con los dueños del multimedios Clarín y de La Nación; ese sueño era o iba a terminar siendo un fracaso. 

No resulta extraño que después de años de sociedad armónica, los ataques del gobierno a La Nación y en especial al Grupo Clarín no tardaran en llegar. 

Comenzó Cristina Kirchner, ya siendo Presidente, quitándole al Grupo Clarín la transmisión del fútbol y convirtiendo al Estado argentino en el único en el mundo que financia o subsidia a los clubes de fútbol profesional, a cambio de televisar los encuentros que disputan. 

Un disparate total, con el multipropósito de generar Circo para Todos y de disponer de muchísimas horas de televisación semanal para multiplicar spots publicitarios con obras públicas de dudosa realización y con ataques a quienes el gobierno quiere defenestrar públicamente, desde políticos hasta el propio Grupo Clarín. 

Al mismo tiempo se fueron acumulando medios al servicio del gobierno: 

> Por compra hechas por empresarios afines a él que fueron financiadas con dinero de todos; 

> Por empresarios propietarios de medios que para financiar los mismos pusieron su línea editorial a disposición del poder central a cambio de pauta publicitaria oficial; 

> Por usar como propios y en exclusiva los medios del Estado financiados por todos. 

Con todo ello se fue armando un verdadero monopolio de medios del gobierno integrado por un descomunal número de radios, medios gráficos, televisivos y de internet que sigue creciendo. 

La cifra que se destina a mantener este monopolio de la falacia asciende a $ 7.143 millones, un no despreciable 1,42% del presupuesto nacional. 

Dentro de esa multimillonaria se incluye menos de $ 400 millones que se destinan a la TVD oficial que llega a un millón de beneficiarios de planes sociales; pero que censura la emisión de Canal 13 y TN, que pertenecen al Grupo Clarín. 

Ese gigantesco conglomerado de reproductores de la ficción oficial se enfrenta con el periodismo independiente, hoy día de menor volumen que el otro aunque con mayor credibilidad y eso provoca el enojo de Cristina.

Ella no entiende de medios. Por lo tanto no valora ni la credibilidad ni cómo se construye la repercusión. Tampoco lo conoce ninguno de sus colaboradores, incluyendo a su vocero Alfredo Scoccimarro, quien tampoco es un estratega comunicacional, y mucho menor el precario portador de apellido setentista famoso, Juan Manuel Abal Medina (hijo). 

Todos estos reciben castigos diversos, aprietes desconocidos por el gran público y nada de pauta publicitaria oficial, violentando lo dispuesto por fallos de la Corte Suprema de Justicia, y pronunciamientos de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). 

Sin embargo, todo esto no resulta suficiente para Cristina por el problema de la repercusión, escenario en el que pierde. 

Es por eso que, conociendo que los medios oficialistas no iban a desplazar la aceptación que en el público tienen los medios del gobierno, la Casa Rosada alimentó la idea de “democratiza la palabra” y reemplazar la Ley de Radiodifusión dictada y vigente hasta ese momento, con múltiples modificaciones, por el gobierno militar. 

Lo único que busca la Ley de Medios Audiovisuales es reducir al mínimo a los medios que pueden sobrevivir injustamente sin recibir pauta publicitaria oficial, para que el relato oficial sea el único que exista y la verdad no lo contradiga. 

Es por eso que al festejar el 3er. aniversario de la sanción de la Ley de Medios K, la Presidente de la Nación, en cadena nacional (la N° 19 en 2012), arremetió nuevamente empleando un buen número de falacias. 

Cristina, en el acto armado en el Museo del Bicentenario llegó a decir que “Hay un cepo democrático” (en referencia al artículo 161, que obliga a los medios a desinvertí) y negó la existencia de un “cepo cambiario” 

Entre los aplaudidores estaban dueños de medios que sobrepasan las licencias permitidas, como los del grupo Uno, Daniel Vila y José Luis Manzano; Sergio Szpolski, del grupo Veintitrés; y Raúl Moneta, dueño de muchas radios. 

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo un nuevo apriete a la Justicia, al Consejo de la Magistratura, a la Corte Suprema en particular y mostró su enojo por el fracaso del oficialismo al no imponer a su propia candidata en el juzgado que deberá decidir sobre la constitucionalidad de un artículo clave de la Ley de Medios. 

Cristina Fernández aseguró que “la ley debe ser igual para todos, no podemos vivir en una sociedad en que unos cumplan la ley y otros puedan violentarla”, justo cuando al lado de ella se mostraba nada más ni nada menos que el sospechado de corrupción, el vicepresidente Amado Boudou. 

Para Cristina la ley puede ser violada a gusto de sus necesidades. 

No escapa al conocimiento de la primera mandataria que el juez federal Raúl Tettamanti, quien debía hacerse cargo de analizar la presentación de Clarín ante Tribunales, debió renunciar acusando al ministro de Justicia, Julio Alak, y a miembros kirchneristas en el Consejo de la Magistratura de haberle generado "violencia moral y un grado de intranquilidad personal y familiar". 

Tettamanti habría sido amenazado con la posibilidad de que su hermano, el vicealmirante (R) Rodolfo Oscar Tettamanti -un ex jefe de Infantería de Marina que se retiró de la fuerza tras el alzamiento carapintada de Mohamed Seineldín, en 1988- sería enjuiciado por algún motivo que ya se buscaría. 

El apriete por todos lados llevado adelante por este gobierno para aplicar una ley de censura de la expresión independiente y crítica de la gestión oficial, con el único propósito de que solo exista un monopolio estatal de la información, extrema su accionar totalitario y lo aproxima a una zona altamente peligrosa donde no solo está en juego la libertad de expresión sino la propia y escasa democracia que aún sobrevive.

 

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